Posibles Causas del babeo en niños
Por qué mi hijo babea mucho es una de las consultas más habituales en clínica a diario.
Los padres os preguntáis por qué vuestro hijo/a con 2 a 4 años babea tanto. Incluso con edades avanzadas de 4 a 6 años puede existir este problema.
También ocurre en los adultos que, aunque no lleguen a expulsar la saliva al exterior de la boca , la acumulan en los laterales de la boca y perciben dificultad para tragarla o para hablar y articular.
El babeo en niños es algo muy frecuente y habitual en los 2 primeros años de vida y se relaciona con varios factores: la erupción de los molares, la deglución, una posible maloclusión dental, una respiración oral, hábitos prolongados de succión y el posicionamiento de la lengua en el interior de la boca. Estas son las posibles causas que pueden estar ocasionando el babeo y que el logopeda debe valorar para establecer un diagnóstico diferencial y establecer el mejor tratamiento.
Vamos a ir desglosando las posibles causas para que sea más fácil entenderlo.
ERUPCIÓN DE LOS MOLARES
En el recién nacido la lengua debe ocupar una posición anterior y adaptarse a la cavidad oral reducida del bebé. Esta posición tan adelantada y baja hace que el bebé no tenga un control sobre su saliva y esta salga hacia el exterior de la boca.
Esta estructura orofacial junto con la ausencia de dentición provoca babeo.
En la siguiente tabla podemos apreciar la erupción de los dientes, muy relacionado con la posición que va a air adoptando la lengua en el interior de la boca y la fase a una deglución madura.
Entre los 6 y 12 meses de edad comienza la erupción de los incisivos y se inicia un proceso de maduración que altera la musculatura orofacial.
Con esta primera erupción de los incisivos estos actúan de barrera y la lengua comienza a adoptar una posición más retraída en el interior de la boca preparándose para hacer una deglución madura y un sellado palatogloso adecuado.
Entre los 12 y los 33 meses aproximadamente los molares erupcionan y se inicia el proceso de aprendizaje de la deglución madura que conlleva una correcta masticación. Ya existe un sellado de los labios, la lengua más retraída en el interior de la boca y el babeo no tendría que persistir.
En esta etapa, gradualmente los músculos inervados por el V para craneal estabilizan la mandíbula durante la deglución al mismo tiempo que lo van abordando los del VII par craneal.
Si nuestro hijo/a con la erupción de los dientes no inicia esa deglución madura y la lengua sigue muy baja y adelantada, el babeo persiste y notaremos que la casi siempre permanece abierta para expulsar el exceso de saliva acumulada en el interior de la boca porque los músculos que deben controlar y colocar esa saliva para ser deglutida no están estructuralmente bien posicionados en el interior de la boca coexistiendo con un nivel de hipotonía o músculos demasiado «blandos» para hacer su función de la deglución de la saliva.
Es fundamental hacer una valoración de los músculos que intervienen en la deglución para establecer la causa del babeo en niños.
LA DEGLUCIÓN
La deglución como ya sabemos es el paso de los alimentos u otras sustancias de la boca hasta el estómago.
Este proceso se inicia con al fase en la boca preparatoria del alimento dónde son masticados por los dientes, amasados por la lengua, humedecidos por la saliva y, con el fin de formar una masa de consistencia pastosa llamada bolo alimenticio. Una vez formado este bolo, la lengua lo empuja hacia la parte posterior de la boca u orofaringe desencadenando el reflejo deglutorio que lleva el bolo hacia el esófago y posteriormente el estómago mediante movimientos peristálticos.
Aunque parezca algo muy sencillo para que se produzca la deglución correcta se requiere de un complejísimo sistema de coordinación entre músculos y nervios. Participan en la deglución 30 músculos y 6 pares encefálicos (nervios craneales).
Una alteración de nuestro hijo/a en la deglución y/o posicionamiento de la lengua va a provocar que esta deglución madura no se haya alcanzado y que por tanto el babeo en niños persista.
Percibiremos que nuestro hijo/a sigue masticando y comiendo como un bebé protuyendo constantemente la lengua hacia el exterior de la boca y presionando la lengua contra los incisivos para poder tragar y llevar el bolo alimenticio hacia la parte posterior de la boca.
MALOCLUSIÓN DENTAL
Existe una maloclusión dental cuándo, una vez erupcionados los dientes y molares, estos no se encuentran en armonía en la oclusión.
Como podemos observar en la foto, una maloclusión viene cuándo la relación entre la mandíbula y el maxilar no se encuentran en armonía .
Podemos notar que la mandíbula de nuestro hijo/a está más atrasada que el maxilar ( Clase II) , o al contrario, que la mandíbula está más avanzada que el maxilar ( Clase III).
Cuándo se producen este tipo de maloclusiones la musculatura orofacial cambia ( lengua, músculos de la masticación, músculos de los labios, músculos de la cara etc) alterando todas las estructuras orofaciales y haciendo que el babeo en niños pueda persistir porque la lengua no haya adoptado una posición adecuada en el interior de la boca y no exista la presencia del sellado labial o cierre de los labios.
LA RESPIRACIÓN ORAL OTRA POSIBLE CAUSA DEL BABEO EN NIÑOS
La respiración oral es muy nociva y debemos evitarla en nuestros hijos.
Una vez que la erupción de los dientes actúan como barrera para la lengua, esta va adoptando una posición más posterior en la boca y mantiene alineados los dientes también.
Cómo se si mi hijo es respirador oral (SDRO)
Cuándo existe una respiración oral ( Síndrome del Respirador Oral) lo primero que percibiremos es que nuestro hijo es:
- Permanece con la boca abierta en casi todo momento
- Observamos como la lengua y se asoma entre los dientes.
- Suelen ser niños con un fenotipo facial ( forma facial) de carita alargada, ojerosos, blanquitos de piel.
- Presencia de un paladar muy estrecho y alto ( paladar ojival)
- Mastica y deglute como un bebé
- Tiene los mofletes como muy gorditos y blandos
- Acumula exceso de saliva y babeo
- No sella los labios al tragar
- Puede existir presencia de ruidos al comer
- Presencia de mucha mucosidad siempre
- Afonías o disfonías frecuentes
- Presencia de ronquidos o ruidos fuertes por la noche
- Hipersomnia diurna, se levantan muy cansados
- Bajo rendimiento escolar
- Presencia de bruxismo nocturno
- Musculatura orofacial muy hipotónica
- Maloclusión dental
- Dificultades para hablar
- Escasa inteligibilidad de su habla. No se le entiende bien o no dice bien algunos sonidos de letras.
- Lengua «muy grande para la boca»
Todo esto pueden ser signos de alerta que nos lleven a percibir que nuestro hijo sigue babeando porque existe esta causa.
Un niño puede respirar por la boca por varios motivos que es necesario valorar para hacer un buen diagnóstico.
En primer lugar hay que descartar que esa respiración oral se causada por hábito defensivo, es decir, alguna otra causa que pueda provocar que no pueda respirar correctamente por la nariz y que la permeabilidad nasal no sea funcional.
Las causas más comunes pueden ser hipertrofia amigdalar, vegetaciones, alergias severas, asma, bronquitis o bronquiolitis recurrentes, desviación de tabique nasal, cornetes estrechos o malformaciones craneofaciales. Todas estas posibles causas deben ser valoradas por un Otorrino laringólogo que establezca la posible causa que genere esa respiración oral.
Una vez descartadas otras patologías podemos abordar el tratamiento con mayor eficacia y mejores expectativos.
Si nuestro hijo/a por alguna causa estructural no puede respirar adecuadamente por la nariz, el babeo puede persistir hasta edad avanzada.
HÁBITOS DE SUCCIÓN NO NUTRITIVOS PROLONGADOS EN EL TIEMPO
Existen también otros hábitos lesivos y adquiridos que puedan llegar a hacer que el babeo en niños persista. Por ejemplos los hábitos de succión no nutritivos prolongados hasta edades avanzadas.
Los profesionales siempre recomiendan abandonar cualquier hábito de succión antes de los 3 años de edad . Posterior a esta edad hay que evitar el uso de chupetes, biberones, succión de pecho succión de dedos, pajitas en exceso, botellas de boquilla de succión utilizadas en exceso. Esto evitará deformaciones en la cavidad oral, en el crecimiento óseo de la mandíbula y el maxilar y en la deglución. Lo que repercutirá en el normodesarrollo de la musculatura y dentición evitando una de las posibles causas de persistencia del babeo.
¿Cómo desaparece el babeo en niños?
Como ya hemos comentado a los largo de todo el post, es fundamental hacer una valoración profesional que encuentre la causa de la persistencia del babeo.
Además es fundamental hacer un trabajo multidisciplinar con otorrinos u ortodoncistas que analicen otras estructuras y sus posibles alteraciones.
Desde la logopedia el abordaje del babeo se realiza mediante terapia miofuncional orofacial.
La terapia miofuncional es aquella disciplina que mediante técnicas específicas se encarga de prevenir, valorar, diagnosticas y corregir las disfunciones orofaciales que, pueden afectar tanto al habla como a la deglución, respiración, dentición, masticación y fonación.
En la mayoría de los casos del babeo en niños es necesario modificar estructuras orofaciales y tonificar la musculatura para poder paliar el acúmulo de saliva en el interior de la boca.
El tratamiento debe abordar los siguientes objetivos:
1.- Realizar un diagnóstico profesional y diferencial para establecer la causa
2.- Modificar estructuras orofaciales
3.- Modificar el posicionamiento de la lengua en el interior de la boca
4.- Conseguir un sellado labial competente
5.- Adquirir una deglución madura
6.- Tonificar la musculatura intraoral y perioral
7.- Disminuir la hipersensibilidad intraoral y reflejo nauseoso
7.- Coordinación con otros profesionales para un abordaje integral
Si tu hijo/a más allá de los 2 años continúa con un exceso de babeo o acúmulo de saliva, es fundamental que acudas a un profesional logopeda que haga una valoración individual del caso y te exponga el mejor tratamiento.
En muchas ocasiones será necesario el abordaje del babeo conllevará también la rehabilitación de la deglución y de la modificación de las estructuras orofaciales.
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