Mi Hijo/a no habla, dice muy pocas palabras es una pregunta muy común en nuestra práctica clínica diaria.

Vamos  a través de un lenguaje sencillo a tratar de explicar el por qué un niño/a tiene una adquisición del lenguaje tardío y cuáles son las posibles consecuencias de no intervenir a tiempo.

 

SI TU HIJO/A NO HABLA ,DE LOS 2 A LOS 3 AÑOS ES LA MEJOR EDAD PARA INTERVENIR ANTE UN RETRASO EN LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE 

Cuando hablamos de un niño que no habla, un retaso del lenguaje o de un retraso del habla en niños, hablamos de un inicio tardío en el desarrollo del lenguaje que debe ser tomado con preocupación e inquietud por parte de los padres.

La mejor edad para empezar a intervenir ante un retraso del lenguaje o habla en niños es de los 2 a los 3 años de edad.

Estudios recientes demuestran que el 42% de los niños con un retraso en el desarrollo del lenguaje acaban teniendo un Trastorno persistente del lenguaje.

Hablamos de la importancia de intervenir antes de los 3 años de edad puesto que la remisión de un trastorno del lenguaje que no es intervenido de entre los 3 y los 4 años es de tan sólo un 4 % .

Un niño con un inicio tardío del lenguaje que no es intervenido con logopedia de entre los 2 y los 3 años y que por si sólo no avanza en el lenguaje, conllevará una dificultad general en la adquisición de su lengua materna.

Esto significa que ya no se trataría de un retraso del lenguaje sino de un trastorno que persiste y que puede condicionar su vida y aprendizaje.

Como papá y mamá es muy importante que conozcas la importancia de intervenir a tu hijo entre los 2 y los 3 años en un niño/a que no habla, o lo que es lo mismo, en cuánto detectes que no desarrolla el lenguaje al ritmo esperado.

Los especialistas intentamos advertir a los padres y  pediatras de la suma importancia que tiene para el futuro desarrollo de tu hijo que no dejéis escapar ni un sólo día en empezar a darle una estimulación a vuestros hijos.

Efectivamente habrá niños que aunque tengan un retraso en el lenguaje y no sean intervenidos hablen, mudos no van a ser pero las dificultades que tenga en el uso y aprendizaje de ese lenguaje a lo largo de su vida, y después del lenguaje oral el escrito, se manifestarán tarde o temprano.

El lenguaje es un código. Un código complejísimo neurológicamente hablando y que, además es lo que nos hace humanos por lo que restarle importancia cuando no se adquiere o existe un retraso del lenguaje es como poco para tacharlo de insensatez.

¿Cómo aprendemos el lenguaje?

Cuando somos adultos no nos planteamos cómo hemos aprendido el lenguaje. Lo tenemos y lo asumimos así.

Pero si nos ponemos a pensar en qué consiste el lenguaje entenderemos la magnitud de lo que estamos hablando.

Explicándolo de manera muy sencilla tenemos que entender que el lenguaje lo aprendemos en primer lugar porque oímos y vemos.

Lo escucho, lo proceso ,veo mi alrededor, lo interpreto, lo comparo con mis experiencias acumuladas que me dan más información de qué debo comprender, proceso lo que voy a decir, combino las letras para formar las palabras, busco las palabras en mi cerebro, las combino entre ellas, le doy una intención, formulo una frase con una entonación etc etc

Es decir, mi cerebro procesa la información de entrada que escucho para comprender y después, pongo en marcha toda la maquinaria para la información de salida, el lenguaje y el habla con voz.

Si no oímos no podremos aprender el lenguaje, así de sencillo. Si no vemos, podremos aprender un lenguaje oral pero no podremos hacer uso de él a nivel pragmático, es decir, no podremos regular de la misma manera nuestro lenguaje a nuestro entorno social.

Pérdida auditiva como causa del retraso del lenguaje en niños

Lo citado anteriormente nos lleva a que lo primero que debemos descartar ante un retraso del lenguaje en niños es que sea a causa de una posible pérdida auditiva.

En la práctica clínica vemos a diario cómo los padres creen observar cómo su hijo/a oye bien, y sin embargo cuándo les derivamos a hacerles una audiometría, timpanometría, PEATC etc descubrimos que efectivamente existe una pérdida auditiva ya sea de transmisión o neurosensorial que está provocando que el niño o niña tenga ese retraso del lenguaje o retraso del habla.

¿ Y por qué los padres no han detectado esa pérdida auditiva?

Bien, porque a veces no es fácil detectarlo. Es necesario una colaboración entre un orl que realice pruebas objetivas auditivas y un logopeda especializado en audición para poder detectarlo.

Esto de se debe a que aunque los padres podáis notar que vuestro pequeñín oye, si la pérdida auditiva no supera los 50db es posible que no lo percibáis. O, si la pérdida auditiva sólo afecta a ciertas frecuencias es posible que dicho de manera sencilla, vuestro hija/o oiga con “cortocircuito”, es decir habrá letras que no oiga y por lo tanto afecte a todo el desarrollo fonológico y del lenguaje de vuestro hijo/a y como consecuencia a su retraso del lenguaje o habla.

Todos conocemos la expresión “los niños son unos mocosos”. Pues bien, esta expresión viene de la cantidad de mocos que los niños suelen tener durante los primeros años de vida. Estos mocos pueden dificultar la audición del niño y provocar también un retraso en el lenguaje si no se es atendido adecuadamente.

No es en vano además que hoy en día ya exista un Protocolo de Detección Precoz de la sordera instaurada en todos los hospitales. Este protocolo es esa pequeña prueba llamada Otoemisiones acústicas (OEA) que hacen a los niños al nacer.

Resumiendo lo anterior, podemos decir por tanto que el primer peldaño para que nuestro hijo/a no tenga un retraso o trastorno del lenguaje es que oiga bien. Que oiga todas las frecuencias y a partir de una intensidad de 10 db.

Mi hijo oye pero tiene una retraso del lenguaje

Afortunadamente son la mayoría de los niños los que oyen pero tienen un retraso del lenguaje.

Una vez que hemos descartado una posible pérdida auditiva debemos seguir entendiendo la complejidad del lenguaje para entender que ante un retraso del lenguaje, algo está ocurriendo en el desarrollo neurológico de vuestro hijo/a.

Cabe decir que la recogida de una buena historia clínica por parte de un especialista del lenguaje es esencial para detectar posibles trastornos en el lenguaje.

Antecedentes familiares, problemas prenatales o perinatales, la salud de la madre durante el embarazo, desarrollo durante el primer año de vida, enfermedades etc pueden darnos “pistas” de cuáles van a ser las dificultades de vuestros hijos.

Nos tenemos que convertir en “detectives” del desarrollo del cerebro de vuestro hijo/a para detectar la posible causa y consecuencias de ese retraso del lenguaje en los niños.

Observamos durante el primer año de vida cómo nuestros hijos nos miran, sonríen, nos buscan, voltean la cabeza ante un sonido. Observamos cómo cuándo vamos al pediatra valora una serie de reflejos del bebé ( reflejo del moro, reflejo de succión, reflejo palpeblar etc ). Todos estos indicativos nos van indicando a los profesionales que cuidamos de vuestro hijos/a pequeños que su desarrollo neurológico es el adecuado.

De la misma manera, los logopedas tenemos indicativos de “alarma” que nos muestran qué dificultades tienen vuestros hijos en lo que al lenguaje verbal y no verbal se refiere.

El lenguaje es muy complejo. Se adquiere siguiendo una serie de etapas o hitos del desarrollo en base a un desarrollo neurológico adecuado.

Para que un niño pueda hablar antes necesita mirar, reírse, señalar, compartir, demandar, imitar sonidos, llorar,compartir intereses etc Antes de empezar a hablar se deben haber instaurado lo que nosotros llamamos prerrequisitos del lenguaje.

Siempre antes del inicio del lenguaje oral de tu hijo/ a vamos a percibir 2 cosas muy sencillas.

La primera es que tiene intención por comunicarse. De la forma que sea ( no oral)  pero comunicarse y compartir intereses. En caso contrario debemos preocuparnos aún más y actuar de inmediato porque puede subyacer una trastorno del espectro autista o alguna alteración en su neurodesarrollo no sólo a nivel lingüístico.

El segundo aspecto que vamos a percibir antes de que nuestros hijos empiecen a desarrollar el lenguaje oral es que comprenden. La comprensión del lenguaje siempre es previo a la explosión del lenguaje oral.

Es  muy importante que entendáis que el lenguaje es una habilidad como otra cualquiera. Es la más importante pero tener un retraso en el lenguaje o habla puede ser totalmente independiente a que vuestro hijo/a sean niños inteligentes y despabilados.

Un retraso del lenguaje o del habla no tiene por qué llevar implícito un coeficiente intelectual bajo u otras habilidades cognitivas por debajo de la media.

Algo ocurre en su cerebrito entonces para que en un niño sano no se desarrolle el lenguaje al ritmo esperado y estemos hablando de un retraso o trastorno del lenguaje.

Un niño puede tener 3 años pero puede que ni siquiera señale lo que quiere. Estaríamos hablando de una edad cronológica de 3 años pero de una lingüística de menos de 12 meses.

Valorar todo el desarrollo del niño es esencial para poder establecer un diagnóstico diferencial y empezar a abordar el tratamiento.

Antes de empezar a hablar, un niño por tanto ha de cumplir lo que nosotros llamamos prerrequisitos del lenguaje que no es otra cosa que las etapas previas a hablar: una comunicación no verbal, una atención, un interés por el mundo que le rodea, una comprensión del lenguaje, una imitación de sonidos vocálicos etc

Periodo crítico para la adquisición del  lenguaje

¿Existe un periodo crítico para adquirir el lenguaje? Sí. Rotundamente sí. De ahí la importancia de intervenir lo antes posible  a un niños con retraso del lenguaje.

A partir de los 3 años de vida, un niño que no habla o con dificultades o retraso del lenguaje no aprenderá de la misma manera el lenguaje oral. Un niño por tanto no intervenido  que con 4 años emita pocas frases o pocas palabras, va a tener dificultades severas en adquirir un lenguaje normalizado. Ello implica la comprensión y expresión del lenguaje en todas sus dimensiones.

Esto lo comprobamos a diario en la práctica clínica.

El lenguaje es un proceso neurológico que se adquiere, según ya innumerables estudios, en los 6 primeros años de vida. Aprendemos nuestra lengua materna por exposición a ella, de esta manera, oyendo a nuestros semejantes, aprendemos a decir palabras, conjugar verbos, utilizar adecuadamente pronombres, artículos y sobre todo ,aprendemos a comunicarnos con los demás como seres sociables que somos.

Con la edad podremos seguir incrementando vocabulario pero, si nos preguntamos quién nos ha enseñado a utilizar una preposición, un que relativo, la conjugación de un verbo, un artículo etc nos daremos cuenta de que nos nos lo ha enseñado nadie, simplemente lo hemos aprendido por oír un código día tras día.

El lenguaje implica aprender los sonidos de las letras, las palabras, la combinación que se debe hacer entre ellas para estructurar frases y cómo se conjugan esas palabras. Implica saber utilizar esas frases en un contexto social, con una intención comunicativa y, más allá aún, ir aprendiendo experiencias con ese lenguaje para poder llevar a cabo la compresión de una inferencia, una ironía, entender un chiste, entender una entonación etc

Y, no sólo eso. Sino que además he de hacerlo a velocidad de vértigo en milisegundos. Hablando y comprendiendo.

El lenguaje es complejísimo y fascinante

¿Comprendemos ahora por qué es tan importante intervenir lo antes posible cuándo detectemos un retraso del lenguaje en nuestros hijos?

Muy sencillo, porque si no logramos que aprenda el lenguaje como una lengua materna, lo tendrá que aprender a lo largo de su vida como un idioma externo con dificultades y consecuencias para su vida escolar, social, personal y laboral. Si tu hijo/a no habla es esencial que reciba una ayuda y estimulación en su neurodesarrollo.

No os imagináis la cantidad de pacientes adultos que acuden a la clínica y descubren que son disléxicos y que en su momento nadie lo supo detectar y han llevado una vida de sufrimiento tachándolos de vagos y perezosos. Muchos de estos pacientes tuvieron un retraso del lenguaje o habla cuándo eran muy pequeños y sus padres le restaron importancia.

Manifestaciones del comportamiento de un niño que no habla o con retraso del lenguaje o habla.

Hoy día ya tenemos muchos más conocimientos para poder detectar a tiempo cualquier trastorno y, si bien algunos niños pueden presentar un retraso simple del lenguaje, otros pueden presentar trastornos más severos como un TDL (trastorno desarrollo del lenguaje),TEA (trastorno del espectro autista ) ,TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad) o un trastorno de los sonidos del habla…trastornos con una alta incidencia hoy en día.

Asesorarse por un especialista del lenguaje a tiempo, un logopeda, puede hacer que vuestro hijo tenga un pronóstico mucho más favorable.

Cuando hablamos de trastornos hablamos de una dificultad que por mucho que intervengamos y mejoremos, sigue persistiendo, de ahí que debamos aprovechar la plasticidad neuronal en los niños pequeños, para que su cerebrito si no puede recuperar el lenguaje por unas conexiones neuronales, lo encuentre por otras a través de la estimulación y el trabajo de un profesional dirigido.Mi hijo/a no habla no por que no quiera sino porque no es capaz de instaurar o recuperar el lenguaje de su cerebro.

Además de la ausencia de parte lingüística que percibís los padres puesto que es la más evidente, un niño/a con un retraso del lenguaje o habla muestra una serie de comportamientos ante su indefensión de no poder comunicarse.

Muchos niños se aíslan de sus compañeros, evitan situaciones de juego con sus iguales, no llegan a casa y te cuentan entusiasmados qué han hecho en el cole. No comparten sus experiencias porque no pueden hacerlo, no saben cómo acceder a su lenguaje para poder comunicártelo por lo que muchos de ellos son niños callados, o lo que aparentemente llamamos tímidos, pero tímidos no son.

Igualmente un niño con un retraso del lenguaje o habla puede mostrar un comportamiento de frustración y esto se traduce en multitud de rabietas que los padres no sabéis manejar y, que además influye a todo el bienestar familiar. Estas rabietas pueden producirse en casa, en la guardería o en el parque con otros niños.

Todas ellas son signos evidentes de que vuestro hijo/a está pidiendo una ayuda. Una ayuda para poder comunicarse con vosotros, para poder acceder a su lenguaje y contarte qué le está ocurriendo.

¿Los bebés lloran para comunicar verdad? pues un niños con una dificultad en el lenguaje o habla hace exactamente lo único que sabe hacer, llorar para comunicar. Mi hijo/a no habla porque no puede.

Si extrapolamos esto a la vida de los adultos nos tenemos que hacer una pregunta. Si yo no se bailar porque soy un poco patosillo o porque no tengo nada de oído para seguir el ritmo seguro que no me voy a  apuntar a un campeonato de baile, es más, evitaré cualquier situación social que implique bailar. ¿Por qué? porque cuándo somos adultos si algo nos cuesta lo evitamos.

Si a tu hijo/a le cuesta hablar va a evitar cualquier situación en la que tenga que hacerlo. ¿ Es triste verdad?.

El lenguaje no podemos evitarlo. Bailar,con un poco de suerte, sí podremos evitarlo.

Por lo tanto papá y mamá, si percibes un retraso en el lenguaje o habla de tu hijo/a actúa de inmediato y recuerda como papá o mamá adultos que sois, lo complejo y difícil que es para un cerebro en desarrollo aprender este código.

Dale a tu hijo/a la oportunidad de recibir la ayuda que necesita. Lo que os podemos decir con seguridad tras muchos años de experiencia y miles de niños atendidos es que ningún padre se ha arrepentido de haberlo hecho.

Y por supuesto vuestros hijos/as recuperarán su sonrisa

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