¿Cómo saber si mi hijo tiene dislexia?
Si sobre los 5-6 años…
- Sigue sin pronunciar bien todos los sonidos
- No se explica correctamente
- Confunde palabras como antes/después, hoy/mañana
- El trazo es poco uniforme
- Le es difícil identificar letras
- Le cuesta adquirir el sonido de las letras
- Confunde p/q/b/d
- Le cuesta hacer rimas, jugar con las sílabas, encadenar palabras, aprender golpes silábicos…
- Dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas
Si de los 7 a los 11 años…
- No le gusta hacer los deberes. Tarda mucho tiempo y lo evita
- Le cuesta contar
- Le falta atención y concentración
- Al leer confunde letras, cambia sílabas y sustituye palabras
- No usa signos de puntuación
- Dificultad para trasladar el pensamiento oral al escrito
- Mala ortografía
- No comprende lo que lee
- Los problemas de matemáticas se le dan muy mal
- Confunde izquierda/derecha
- Omite, añade y/o cambia letras al escribir
- Al escribir la letra es muy desordenada y fea
- Invierte letras, números o palabras
- Mezcla letras mayúsculas con las minúsculas
A partir de los 12 años….
- Falta de concentración para la lectura y escritura
- Problemas de comprensión lectora
- Tarda mucho tiempo en hacer los deberes
- Notamos una disonancia entre la inteligencia que tiene y las malas notas que saca
- Interpreta mal la información
- Dificultades de organización en el espacio
- Trabaja con lentitud
- Excesivo número de faltas de ortografía
- Se siente mal porque no va igual que sus compañeros
¿Cómo se aprende a leer y escribir?
¿Sabías que hay dos formas de aprender a leer y escribir? Nosotros los profesionales les llamamos “Ruta semántica o directa” y “Ruta fonológica o léxica”.
La primera es la que utilizamos para palabras que tenemos tan vistas y aprendidas que con solo un golpe de vista las leemos (por ejemplo “vaca”), de esta manera hemos “aprendido a través de la memoria visual” la ortografía de cada palabra, es decir, leemos las palabras como imágenes. Cuando hay una alteración o trastorno en esta ruta, los niños no son capaces de aprender la ortografía de las palabras a pesar de haberlas visto y escrito infinidad de veces. Un niño pequeño, por ejemplo, es capaz de ver el logotipo de “Coca-Cola” y saber que pone eso sin saber leer. Lo han almacenado en su léxico visual. Esto sería la ruta directa de lectura.
Una segunda ruta para el aprendizaje de la lectura es convertir cada letra (grafía) de una palabra en su sonido (fonema). De hecho, cuando leemos, no decimos el nombre de la letra, sino su sonido, de esta manera, vamos pronunciando cada letra en su sonido cada vez más rápido, tomando conciencia fonológica de las palabras.
Cuando leemos palabras que no existen (pseudopalabras) o palabras que, aunque existan no conocemos mucho, utilizamos esta ruta, puesto que no podemos hacer uso de la ruta semántica al no estar en “nuestro almacén”.
Una alteración o trastorno en esta ruta implica una lectura muy lenta, no conocer el sonido de las letras, gastar tantos recursos en ir “traduciendo” cada letra en su sonido que no llegan a entender de manera global el texto y por lo tanto los deberes son un sufrimiento..
Dislexia en niños de 4 a 7 años
Tras todo lo explicado anteriormente y, siento si he podido ser muy técnica, espero poder haber dado algo de “luz” a esos padres que cada tarde “agonizan” porque han de hacer los deberes con sus hijos. Cuando se establece un diagnóstico y una intervención donde mamá y papá ayudan a su hijo, el niño se relaja y empieza a comprender la situación.
He visto niños desde los 6 a los 15 años llorar porque por fin entienden lo que les pasa, entienden que no es culpa suya, que es una dificultad que tienen y que tendrán que lidiar con ella durante toda su vida, pero eso les hace querer esforzarse más, ser benevolentes con ellos mismos si no les sale un examen del todo bien, les hace comprender que la lectura y escritura es una habilidad como cualquier otra y que deberán esforzarse un poco más que el resto pero sin los niveles tan altos de exigencia que tiene con ellos mismos. Daros cuenta de que la niña y niño disléxicos se exigen mucho, no cumplen con las expectativas de sus padres ni de los profesores y, cuando deciden esforzarse mucho el resultado tampoco es bueno…Son frustraciones repetidas cada día, cada examen, cada curso escolar… Para los chicos es un sinvivir.
¿Necesitarán más tiempo para hacer las tareas y comprender lo que leen? Sí, sin duda, pero lo pueden conseguir si saben a qué se enfrentan.
¡Feliz Semana!